Una campaña por encima de sus posibilidades
Parece ser que lo de los recortes no sirve para la política. No
le tembló el pulso al gobierno del Partido Popular a la hora de rebajar
salarios, suprimir pagas extra, deteriorar la calidad de los servicios
públicos, reducir (y en algunos casos eliminar) las ayudas a enfermos y
personas dependientes, las subvenciones para la cultura, para la edición de
libros y la dotación de bibliotecas (las de verdad, las del día a día de los
ciudadanos, no las de esa cultura con chorreras que representan las inútiles y
multimillonarias ciudades culturales tan del gusto de nuestros augustos
gobernantes), la necesaria inversión en educación, en personal, recursos e
infraestructuras para nuestras escuelas públicas, las becas para estudiantes,
las partidas para investigación… Al contrario, se entregaron a la tarea de
recortar con tal entusiasmo que en cuanto nos dejaron pelados, económicamente
hablando, empezaron a pasar la podadora también sobre nuestros derechos y
libertades (reforma laboral, sanitaria, de justicia, educación, la ley
mordaza…).
Sin embargo, ahora que, dada su incapacidad negociadora, deben
repetirse las elecciones, estos podadores profesionales, estos adalides del
ahorro extremo, de las políticas de austeridad (ajena, por supuesto) y de
ciertos ideales que apestan a naftalina predemocrática, son incapaces de llegar
a un acuerdo con los demás partidos para reducir el coste que supone a las
arcas del estado la propaganda y el envío de papeletas electorales.
Lo más perturbador es que desde el propio PP nos aseguran que
aceptar la propuesta del resto de partidos “hubiera sido un engaño para los
españoles”, y que ya ellos mismos, con ese contrastado autocontrol que les
caracteriza, reducirán de buena gana el gasto de su campaña en un 30%. Lo que
no nos han contado es si lo harán desde la caja A, B o C.
Mientras tanto Mariano Rajoy, con esa mueca atónita que ha ido
esculpiendo en su rostro a lo largo de los últimos años, va por ahí llamando
extremistas a los partidos de izquierda y presumiendo de experiencia y seriedad
en un partido, el suyo, convertido en el centro neurálgico de la corrupción en
nuestro país. ¿Recuerdan cuando, a raíz del timo financiero de 2008, nos
acusaban de haber vivido por encima de nuestras posibilidades? Tal vez ahora
sea el momento de decirles a ellos que esta campaña electoral está muy por
encima de las suyas.
No puedo estar más de acuerdo...
ResponderEliminar