Menos cuarto
Mariano Rajoy termina una rueda de prensa y sale
presuroso señalando su reloj y comentando, campechano como es él, “Venga, que a
menos cuarto empieza el fútbol”. El presidente en funciones no quería perderse
un partido del Real Madrid. En otras circunstancias, en un país “normal” (yo
mismo no sé qué quiero decir con esto), hasta resultaría una anécdota
agradable, una muestra de sencillez que lo igualaría con el resto de mortales
ciudadanos a quienes representa y para quienes trabaja. Sin embargo, la rueda
de prensa de aquella tarde tenía un carácter excepcional. Se confirmaba que
habrá nuevas elecciones. Es la primera vez que sucede algo así en nuestros
cuarenta años de democracia. Y Rajoy quería ver el fútbol.
Llevamos cuatro meses hablando de política. Antes,
también sufrimos el teatro de la campaña electoral. La televisión, los
periódicos, la radio, las redes sociales se retroalimentan en un vicioso
círculo de cháchara política; el simulacro de los pactos, esas listas de
propuestas elaboradas a toda prisa porque se nos ha pasado la hora y el súper
está a punto de cerrar, las acusaciones cruzadas de falta de flexibilidad
negociadora, el silencio y la indolencia de un presidente en funciones de
apariencia obnubilada… Por el medio, hemos tenido cierto revuelo con el asunto
de los papeles de Panamá, y, no obstante, los más significativo que han
revelado hasta ahora nos ha devuelto enseguida al barro de la política, a sus
cloacas, más bien, y a la dimisión del ministro Soria, la primera que se
produce por “errores de comunicación” (lo último en ingeniería lingüística del
Partido Popular después de aquel memorable hallazgo de Cospedal, a propósito de
Bárcenas: “despido en diferido con forma de simulación”. Pero en fin, qué
quieren que les diga, al exrey ya le había servido antes con un “Lo siento
mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”).
No dejamos de hablar de política, también de lo que
ahora llaman “nueva política”, pero entretanto, la gente sigue sin trabajo, la
ley Wert trae de cabeza a padres, alumnos y profesores con su caótica
implantación, continúan los desahucios, aumenta la precariedad laboral y el
suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. 3.910 personas se
suicidaron en nuestro país en 2014 (último año con datos publicados), el doble
de las fallecidas en accidente de tráfico.
No obstante, a menos cuarto empieza el fútbol.
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