Metáfora y lecturas de fin de año
Que el fin de año pueda traernos un pacto entre el
PP y el PSOE para formar gobierno, según he podido leer en diversos medios,
sería como la gran broma final del bipartidismo. Un acto de soberbia sinceridad
política por su parte que retrataría magistralmente la farsa que ambos partidos
habrían representado durante la campaña electoral. Por supuesto que sería el
fin del bipartidismo, como tanto se cacarea estos días, fundidos ambos en el partido
único de los intereses económicos de nuestros verdaderos gobernantes, esos
seres supranacionales que juegan al Monopoly
con nuestras vidas y a los que, de forma algo morbosa, les ofrecemos los
sacrificios que hagan falta con tal de que nos permitan seguir sacando algún
dinero del cajero y consumir en la medida de sus intereses y tener cualquier
trabajo al precio que haga falta. Y es que, ya se sabe que siempre es
preferible que fluctúen las vidas de unos cuantos millones de desgraciados a
que lo hagan los sacrosantos Mercados.
Manuel Vilas |
Pero se trata solo de una hipótesis, quizá de un
rumor malintencionado o de uno estratégicamente aireado, quién sabe, con el fin
de sondear reacciones, de valorar daños, de ver cómo encajaría el electorado
esta libre interpretación de su voto. Al menos, mientras escribo esto, todo
está en el aire, como en una involuntaria metáfora de lo que les ocurre desde
hace tanto tiempo a las vidas de muchos de nosotros.
Por mi parte, acabo el año desgarrado y enaltecido
por la poesía de Manuel Vilas (Amor mío,
bebe en esta noche vilasiana,/cerveza y vino, whisky y ginebra,/gran noche
vilasiana contra los órdenes de la vida/de nuestros semejantes/que apestan a
obediencia y a mansedumbre…) y disfrutando “al calorcito” de los Diarios de Iñaki Uriarte. Descubrí a
Uriarte con la publicación, este mismo año, del tercer volumen de sus Diarios, y no he tardado demasiado en
leerme también los dos anteriores.
Iñaki Uriarte/ Foto: CARLOS DE MACUA |
Leerlos es como mantener una charla afable
con un amigo de toda la vida. Tal es el tono de sus sagaces reflexiones acerca
de lo cotidiano, como una invitación a un lúcido diálogo, a una placentera e
interminable sobremesa. Esencia del
pensamiento conservador –me dice Iñaki Uriarte como al oído en su segundo
volumen-: creer en las élites, creer que
hay personas mejores que otras y que se merecen más. Y lo que suele ser
risible: creer que tú eres una de ellas.
¡Feliz año nuevo!
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