PALABRA POR PALABRA. Educación a granel


Hace unos días, leí en el periódico una noticia que explicaba la costumbre, muy extendida en institutos de nuestra enseñanza pública, de que cualquier profesor de Secundaria, Bachillerato y FP, sea cual sea su especialidad, imparta clases de cualquier asignatura por muy alejada que pueda parecernos de la materia que ha estudiado y domina y, por lo tanto, de la que mejor puede y sabe transmitir conocimientos. De este modo, explicaba la noticia, se dan casos nada excepcionales de profesores de Geografía e Historia que acaban impartiendo clases de Música con el mismo manejo de corcheas, fusas y semifusas que el de cualquier oyente avezado de los 40 Principales, pero capaces de recitar de memoria la lista de los reyes Godos y contar divertidas anécdotas de Chindasvinto y Recesvinto.
Por si a alguno de nosotros, que, en general, lo mismo nos da una flauta que un clarinete, o un órgano Hammond que un clavicordio, no nos ha impresionado el ejemplo anterior, la noticia en cuestión nos habla también del caso concreto (que no excepcional) de una profesora de Tecnología de Secundaria que para completar su jornada laboral acabó dando clases de Matemáticas. Hay más ejemplos de este desbarajuste, de esta forma de tapar con paja las goteras de un sistema educativo zarandeado una y otra vez por los gobiernos de turno, parcheado con el desinterés de unos políticos obsesionados con las estadísticas económicas, con la cultura del dinero, en la que solo tiene valor aquello que proporciona beneficios económicos, cuyo objetivo vital es acumular riqueza y cuyo ejemplo de éxito es la gomina y el lujo. ¡Y el que quiera una educación seria para sus hijos, que haga como ellos y los mande a escuelas y universidades privadas… que no vamos a ser todos iguales!
Ahora, por si esta práctica (asumida de manera oficiosa por los centros para poder cubrir los horarios lectivos con el personal que tienen a su disposición) no pervirtiera lo suficiente nuestro sistema educativo, al Ministerio de Educación se le ha ocurrido estipularla con un Real Decreto todavía en preparación. Y así, tal como puede leerse en su borrador, un profesor de Educación Física podrá dar clases de Artes Escénicas y Danza, y ese valiente y perseguido profesor de Filosofía, la muy humanística asignatura de Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial. ¡Los recortes llegan a la inteligencia!

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