PALABRA POR PALABRA. El cuento de Davos

Publicado en el diario La Opinión A Coruña (suplemento Saberes) el día 25-1-2014

El Roto
Érase una vez un planeta en que 85 personas poseían tanto dinero como la mitad de los seres humanos que lo poblaban, es decir, como 3.570 millones de personas… Podría ser el principio de un cuento para niños, o el de una película hollywoodiense de ciencia ficción. Mi hijo, precisamente, se está leyendo un libro de David Walliams, titulado El chico del millón, que, de algún modo, tiene un inicio parecido, es más, su protagonista, un chico de doce años llamado Joe, bien podría ser el hijo de uno de esos 85 acaparadores internacionales de riqueza. De Joe, el narrador dice que era un ricachón, “vamos, que estaba podrido de dinero”. En este otro cuento, sin duda, los que se están pudriendo son todos los demás.
Es el dato de la terrorífica desigualdad económica que gobierna nuestro país (España es el segundo país europeo con mayor desigualdad entre ricos y pobres, por detrás de Letonia) y el mundo entero, según un informe que la ONG Oxfam Intermón presentará estos días en el Foro Económico Mundial de Davos. “Las élites económicas están secuestrando el poder político para manipular las reglas del juego económico, que socava la democracia”, advierten.
Se trata de la confirmación de lo que todos sabíamos. ¿Quién puede llevarse ahora las manos a la cabeza? Cada año, la prensa internacional se hace eco del nuevo ranking de la lista Forbes en medio de una lúbrica expectación por ver aparecer en ella el mayor número posible de compatriotas. Hemos hecho del enriquecimiento el modelo del éxito, el fin último de la vida. Lo valoramos todo únicamente desde el punto de vista económico. Hacer dinero, amasar fortunas delirantes. ¿A alguien le sorprende que el más necio de los millonarios tenga cuentas en paraísos fiscales, que en muchas empresas exista una doble contabilidad? Hace algunos años, en medio de la burbuja inmobiliaria ¿algún humilde comprador de pisos denunció que, con el consentimiento de agencias inmobiliarias y notarios, el vendedor solía exigirle el pago de una parte del dinero en B? La sola existencia de esos paraísos fiscales, de esa figura del “secreto bancario” (por supuesto, exclusiva para ciudadanos vip), desnuda nuestra hipocresía democrática. La crisis económica es un mito, una trampa para 3.570 millones de personas. Nos encontramos ante un problema ético escandaloso e insoslayable. Todo lo demás, son cuentos. 

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