PALABRA POR PALABRA. Libros de regalo
Entre la abundancia
de memorias políticas que llenan últimamente los escaparates de las librerías,
se agradece que la editorial Seix Barral continúe recuperando novelas de Don
DeLillo descatalogadas hace tiempo o que ni tan siquiera habían llegado a
publicarse en nuestro país. Después de Los
nombres, Fascinación y Jugadores, apareció Americana, su primera novela, de 1971, y ahora lo hace Great Jones Street, la tercera, que data
de 1973. Con este ritmo de publicaciones, casi tan frenético como el de las
memorias de nuestros expresidentes y exministros, a uno se le van acumulando
las lecturas pendientes de DeLillo con una mezcla de ansiedad y gozo. Lo cierto
es que a DeLillo no se le puede leer a lo loco, su lenguaje preciso, sus frases
que, igual que un iceberg, poseen una profundidad mucho mayor de la que podría
percibirse a simple vista, nos exigen concentración, cierto aprendizaje
necesario para conseguir disfrutar plenamente de su narrativa. Requiere tiempo,
una pausa que a veces nos cuesta encontrar. Aunque son escritores muy
diferentes, con DeLillo ocurre un poco como con Thomas Bernhard; una vez que
nos familiarizamos con su escritura, su complejidad aparente se transforma en
un fabuloso e inimitable universo literario perfectamente reconocible. Como si,
de la forma más natural, mientras leemos, consiguiéramos asimilar los
mecanismos mentales y narrativos de sus autores a nuestra propia forma de pensar.
Ahora que se acercan
estas fechas de compras obligatorias, un libro puede ser un regalo original.
Hasta hace poco no lo parecía, ¿verdad?, pero ahora, ¿no me digan que no
empieza a tomar cierto aire retro, de objeto vintage, ciertamente cool…?
Aunque no todos, claro… ¡Qué triste ha de ser rasgar el satinado papel de
regalo y encontrarse con esa cara de dilema de Zapatero, con la malévola
sonrisa de Aznar o la mirada bovina de Solbes en las fatuas portadas de sus
libros!
Pero, como decía al
principio, por suerte, entre tanto kitsch
y marketing editorial todavía quedan algunos libros verdaderamente literarios. Personalmente,
ya me estoy envolviendo la mencionada Great
Jones Street, así como Años luz,
de James Salter (Salamandra). Y, por qué no, un capricho tras el que llevaba
algún tiempo: Todo Marlowe, la recopilación
de RBA y Círculo de Lectores de las novelas del detective en blanco y negro de
Raymond Chandler. ¡Qué gozada!
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