PALABRA POR PALABRA. De nuevo el viejo King
![]() |
Stephen King |
Stephen King es el
nombre familiar que encabezaba las portadas de los libros que devoraba en mi
adolescencia, las primeras novelas con las que empecé a adentrarme en el mundo
de los adultos y que seguiría leyendo mucho tiempo después por una especie de
fidelidad o de nostalgia, de agradecimiento al autor que me enganchó para
siempre a la lectura. Conservo aquellos viejos ejemplares en rústica de Paza
& Janés casi desvencijados por el uso y los años, con el nombre del autor
destacado en unas excesivas mayúsculas de color rojo sobre unas tapas demasiado
endebles para contener la profusión narrativa de King; centenares de páginas de
letra apretada que prometían largas horas de diversión. Eran libros feos e
incómodos, pero el continente era lo de menos. De aquella época recuerdo
lecturas inolvidables, como It, La danza de la muerte, El resplandor, Los Tommyknockers, Misery…
novelas con las que no sólo adquirí el hábito de leer, también el interés por
la escritura, por toda la literatura que iría descubriendo con los años.
Como ocurre en
muchas relaciones intensas y tempranas, también King y yo acabamos distanciándonos
cuando mis intereses literarios empezaron a guiar mis lecturas por parajes muy
alejados de Maine, de Derry, de Pennywise… No obstante, hace poco, volví a leerlo.
De algún modo, La Cúpula y 22/11/63 llegaron a mi biblioteca. La
curiosidad hizo el resto. No puedo decir que estas obras me hayan entusiasmado,
pero tampoco negar que las más de mil páginas de cada novela pasaron por mis
manos en pocos días, sin descanso, de una forma muy parecida a como paso de un
capítulo a otro en mis series de televisión favoritas: Homeland, The Wire, Breaking Bad, The Newsroom, House of cards…
Stephen King tiene
un don único para la ficción; una soberbia imaginación y una sorprendente facilidad
para construir multitud de personajes, dar vida a pueblos enteros y desarrollar
una trama con una técnica narrativa que consigue mantener al lector siempre en
vilo, siempre ansioso por saber más, por seguir explorando esa historia que el
autor domina a la perfección. Sin duda, es un escritor nato, con un talento
quizá diferente al de los grandes escritores literarios, pero no por ello menos
extraordinario. Ahora vuelve a las librerías con Doctor Sueño, nada menos que una suerte de secuela de El resplandor. El entretenimiento está
garantizado.
Comentarios
Publicar un comentario