PALABRA POR PALABRA. La "edukación"


Hace poco vi una película titulada Los edukadores (2004), del director austriaco Hans Weingartner. Dos jóvenes armados de ese idealismo al parecer tan propio y exclusivo de la juventud, tan denostado y casi siempre ridiculizado y tachado de ingenuo por la tan madura, acomodada y desencantada mediana edad, deciden ir un paso más allá en sus protestas en contra de una sociedad injusta y obsesionada con el dinero, una sociedad anestesiada ante la explotación y los abusos de las grandes multinacionales, de esos magnates a los que lejos de reprocharles su codicia, sus turbias operaciones financieras, sus cuentas en paraísos fiscales y el lujo inmoral de su forma de vida, aclama y reverencia y toma como modelo educativo en las universidades de medio mundo, en donde la razón última de los estudios ya no parece otra que la de forrarse. Estudiar no para el cultivo del espíritu, para una formación íntegra como ser humano, sino para levantar un imperio, para abrir cuentas corrientes y acumular tanta riqueza como sea posible. Los jóvenes de la película, como decía, con su entusiasmo idealista, pretenden llamar la atención sobre este abuso de riqueza, sobre las enormes diferencias entre ricos y pobres, con una serie de acciones simbólicas: asaltar las exuberantes mansiones de ciertos ricachones y poner el mobiliario patas arriba con una delicadeza vagamente artística. En una nota escriben: “Tienes demasiado dinero”, y firman: Los edukadores. Las interpretaciones son magníficas y la película aborda sin rubor esa visión del idealismo tan arraigada en nuestra sociedad: el quijotismo ¿inútil? de la juventud frente a la adulta resignación de quienes ya pasaron aquellos años de candidez y han acabado plegándose a las circunstancias.
Pero es reconfortante saber que no todo el mundo está dispuesto a resignarse. Lo vimos en la huelga general de Educación del pasado 24 de octubre, cuando miles de personas salieron a la calle en defensa de la Educación Pública. Y es que el modelo educativo de este gobierno es el compendio de toda su política: el desprecio por el sector público, su afán privatizador, su idolatría a los mercados, su turbia prepotencia.

Ante el retroceso social y cultural que está viviendo este país, urgen “edukadores” que pongan nuestras acomodadas conciencias patas arriba y nos hagan comprender que el fin último de nuestras vidas no es enriquecernos.

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