PALABRA POR PALABRA. Entre Orwell y Berlanga
Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" (Suplemento Saberes) el día 1-12-2012
La realidad se parece cada vez más a una película
de Berlanga. No me costaría mucho imaginar un delirante diálogo entre José
Sazatornil y Luis Escobar a propósito de la conveniencia de montar el Belén con
la mula y el buey o adaptarse a los nuevos tiempos del transgresor Papa
Benedicto y ceñirse solo a los hechos de verdad constatables: los ángeles
voladores, la virginidad de María, quizá los pastorcillos… Hay más: mientras María
Lapiedra (famosa actriz porno) graba un vídeo de apoyo a la candidatura de
Artur Mas en las recientes elecciones catalanas, Tejero, sí, el del tricornio,
el coño y la pistola (puro Berlanga), le denuncia (a Mas, no a Lapiedra) por
“provocación, conspiración y proposición para la sedición”. Por si esto
fuera poco, al propio Artur Mas le da por reprender a Rajoy por “intentar
cambiar la voluntad del pueblo de Cataluña”. Porque, ¡cómo es posible que un
político pretenda influir en las ideas políticas de los ciudadanos! ¡Hasta aquí
podríamos llegar!
Lo sé, con todo esto, bien podríamos poner una
sonrisa condescendiente: ¡País! y seguir sabiamente a lo nuestro, que bastante
tenemos. Sin embargo, esta España berlanguiana no puede ocultarnos la gravedad de
una serie de actuaciones políticas que están deteriorando nuestra convivencia
democrática y suponen un obsceno retroceso en los derechos de los ciudadanos. Algo
falla cuando el presidente de turno de una comunidad autónoma puede, por su
cuenta y riesgo, convertir la Sanidad Pública, un derecho de todos los
ciudadanos, en un lucrativo negocio en manos de empresas privadas, cuando el
también ministro de turno puede quitarle la venda a la Justicia y cargar la
balanza de monedas, en definitiva, cuando los principios básicos de un sistema
democrático pueden alterarse o suprimirse con tanta ligereza e impunidad. Llegará
el día en que pretendamos buscar consuelo en nuestra Constitución y nos
encontremos con ciertas modificaciones, pequeñas, sutiles que habrán prosperado
casi sin darnos cuenta, cambiándolo todo. Y como en la fábula de George Orwell,
Rebelión en la granja, tal vez leamos
un artículo que diga: “Todos los ciudadanos son iguales, pero algunos ciudadanos
son más iguales que otros”.
Así las cosas, mientras damos la bienvenida a Mr.
Eurovegas, el Consejero de Turismo de Baleares se fotografía con los testículos
de un ciervo en la cabeza. ¡Viva Berlanga!
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