PALABRA POR PALABRA. Cine en palabras
Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" (Suplemento Saberes) el día 29-12-2012
Javier Cámara, Cesc Gay y Eduard Fernández |
En la última película de Cesc Gay, Una pistola en cada mano, las palabras
son las verdaderas protagonistas. Los personajes van desfilando por la pantalla
como en una obra de teatro y lo que verdaderamente permanece, lo que nos queda
de su breve paso frente a nosotros, es lo que ellos nos han contado de sí
mismos, lo que hemos deducido y lo que podemos aventurar de sus vidas a través
de sus conversaciones. Las escenas de acción de la película se reducen a
diversos abrazos, puertas que se abren o cierran, un ascensor que sube o baja,
o un apacible y verboso trayecto en coche por la ciudad y, sin embargo, los
noventa y cinco minutos de diálogos apenas interrumpidos por la elocuencia de
ciertos gestos y miradas, por la música que nos guía de un capítulo a otro, se nos
pasan tan rápido que uno siente el impulso de echárselo en cara al director en
cuanto aparecen los títulos de crédito. Porque uno quisiera seguir escuchando
un rato más, espiando esas conversaciones entre viejos amigos que se encuentran
por pura casualidad, entre compañeros de trabajo y parejas que ya no van a
ningún lado o que se reinventan a través de un libro de autoayuda,
conversaciones que indirectamente nos hablan de la incomunicación, de las
contradicciones y las traiciones que subyacen en nuestras relaciones con los
demás. Hablan los hombres, a veces a través de lo que cuentan de ellos las
mujeres, pero el resultado escapa con inteligencia del cliché sexual. El humor,
la ironía, cierta negrura amable confieren verosimilitud a los largos diálogos
interpretados con portentosa naturalidad por la docena de actores que
participan en la película. Leonardo Sbaraglia abre la función con una
interpretación magistral que sus compañeros de reparto, lejos de salir mal
parados en la comparación, consiguen prolongar sin que la intensidad dramática
decaiga en ningún momento. Javier Cámara y Eduard Fernández, actores habituales
en las películas de Cesc Gay, no solo mantienen el nivel de Sbaraglia sino que
aportan una moderada comicidad a las
desdichas de sus personajes, volviéndolos más entrañables, más reales. Luis
Tosar sale airoso en su particular duelo con el grandísimo Ricardo Darín, y
Candela Peña y Clara Segura, también Leonor Walting, resuelven con maestría
algunas de las escenas más comprometidas de la película. Cine del bueno, hecho
con palabras e inteligencia. No se la pierdan.
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