PALABRA POR PALABRA. Otras crisis

Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" (suplemento Saberes) el día 10-11-2012

La crisis financiera, esta estafa, porque, como bien dice Juan José Millás, ya es hora de llamar a las cosas por su nombre, no puede ocultarnos la realidad de otras crisis que nos afectan, algunas desde hace mucho tiempo, otras al fermento de la miseria moral que invariablemente germina y se propaga como la peste siempre que la economía amenaza con sacudir las ambiciones especulativas de unos, el bienestar de otros, la mera supervivencia de quienes de verdad se ahogan.
La educación y la cultura, por ejemplo, ya estaban en crisis antes de nuestra famosa burbuja inmobiliaria (¿guardarán alguna relación?). Todas esas reformas educativas que los diferentes gobiernos han ido tejiendo y destejiendo a su antojo han carecido siempre de una verdadera base formativa. La idea era y es generar futuros trabajadores y consumidores, empleados del sistema, individuos con un título colgado en la pared del despacho, en el mejor de los casos, a menudo perdido en el fondo de un cajón. La cultura lleva mucho tiempo diluyéndose tristemente en lo folclórico y ocupando un lugar puramente testimonial en el sistema educativo. Nadie ha hecho el esfuerzo de mirar más allá de los intereses económicos, es decir, proyectar una educación fundamentada en intereses humanos, cuyo objetivo primordial no sea única y exclusivamente facilitar a los estudiantes el acceso al mundo laboral, sino también una formación como ciudadanos y como individuos capaces de pensar por sí mismos.
Pero, no es solo una cuestión política. Todos debemos asumir nuestra responsabilidad. Porque, seamos sinceros, cuántos padres no han presionado a sus hijos para que estudien eso que llaman una carrera con salida, para que espanten cuanto antes los pájaros que a veces revolotean sobre sus cabezas en forma de estudios artísticos, de humanidades o de cualquier otra vocación poco productiva en términos económicos… El dinero es la base de todo. Nos educan para ganar dinero. La cultura, cada vez más, se está reduciendo a un mero negocio: se producen y exhiben películas y obras de teatro que garanticen grandes beneficios, lo demás es tirar el dinero; se publican libros de autores que puedan hacer competencia a las cajas de bombones y a las corbatas en los cumpleaños; la música sirve para vender refrescos en la televisión; la historia, la pintura, la escultura, la filosofía, la ética… no sé, ¿alguien sabe algo?

Comentarios

Entradas populares