PALABRA POR PALABRA. Borreguismo

Publicado en el diario La Opinión A Coruña (Suplemento Saberes) el día 17-11-2012

Thomas Bernhard (1931-1989)
Alianza Editorial acaba de publicar un nuevo libro de Thomas Bernhard, Goethe se muere. En realidad, se trata de la recuperación de cuatro relatos publicados por separado antes de la muerte del escritor holandés, en 1989, y que ahora se reúnen siguiendo, al parecer, un viejo deseo del autor. Sea como fuere, para los lectores de Bernhard en español es una sorpresa agradable encontrarnos con nuevos textos de uno de los escritores más singulares de la literatura del siglo XX. Reconozco que, a pesar de haberlo comprado hace ya casi un mes, todavía no lo he leído, porque como me pasa con los libros, y con otras cosas, que me gustan mucho, disfruto demorando el momento de ponerme con ellos, anticipando el placer que me producirá su lectura. No obstante, procuro tenerlo siempre a mano porque nunca se sabe cuando va a sentir uno la necesidad de consumar finalmente el acto en toda su plenitud. Bernhard no es una lectura fácil, en el sentido de que exige una concentración especial para seguir el largo hilo de sus reflexiones, para habituarse no solo a su especial concepción del mundo y de la literatura, sino a su inimitable y personal estilo narrativo. Su forma de escribir es única y genial, pero es cierto que quien se acerca por primera vez a Bernhard necesita un tiempo de adaptación, digamos, para acostumbrarse a los mecanismos de su prosa y eso, claro, requiere cierto esfuerzo por parte del lector. Un sacrificio menor a cambio de todo lo que va a recibir de su lectura: inteligencia, lucidez, inconformismo, una actitud crítica a la que ya no estamos acostumbrados en estos tiempos de excesiva corrección política (excepto desde la derecha del “TDT Party”, pero, en este caso, sin el menor rastro de inteligencia; puro fanatismo y estupidez), y un uso del sarcasmo maravilloso y perverso que, bajo su apariencia algo psicótica revela sin embargo muchos de nuestros tabús e hipocresías, la esencia de ciertos traumas sociales que alienan al individuo: “Somos procreados, pero no educados, con todo su embrutecimiento, nuestros procreadores, después de habernos procreado, actúan contra nosotros, con toda la torpeza destructora del ser humano, y lo arruinan todo…”
Creo que leer a Bernhard es, hoy más que nunca, un estímulo, una suerte de bofetada. Y merece la pena el esfuerzo, porque, a la larga, el entretenimiento sin inteligencia solo estimula el borreguismo.

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