PALABRA POR PALABRA. Ahora, el mes de abril
Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" el día 14-7-2012
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El Roto |
Ahora que nuestros mineros marchan sobre esta
España negra y estrecha de los recortes y el desmerecimiento de lo público;
ahora que no hay trabajo y los gobernantes, desde el nudo de sus corbatas y el
cuero de sus bolsos de Vuitton, amenazan a nuestros parados con reducir la
prestación por desempleo, con obligarles a realizar trabajos sociales,
humillándolos con cada declaración de intenciones, siempre que abren la boca y
echan sobre todos nosotros ese aliento pútrido de grandiosas digestiones
pagadas con nuestros impuestos; ahora que los héroes de la banca, esos gentlemen del papel satinado y los
hoteles de lujo, han resultado ser lo que tan prosaicamente parecían desde un
principio: unos timadores sin escrúpulos, una fachada de gomina y trajes a
medida, nada; ahora que los ricos son inmensamente más ricos y los pobres
profundamente más desgraciados; ahora que al fin nos damos cuenta de que somos
Grecia y Portugal, Italia; ahora que para cortar la hemorragia de la locura de
esos iluminados financieros (ingeniería financiera, decían) debemos
desangrarnos todos; ahora que, en el desastre, las pérdidas privadas se vuelven
públicas y las empresas públicas pasan a manos privadas (hasta que vuelvan las
pérdidas, claro); ahora que los trabajadores del sector público tienen la culpa
de todos nuestros males; ahora que nuestros impuestos ya no se destinan a la
Sanidad y la Educación públicas sino a tapar los agujeros de la banca privada
(los de golf y los otros); ahora que se nos ha caído el ladrillo en la cabeza;
ahora que, como en la canción de Joaquín Sabina, soñamos de noche y dormimos de
día; ahora que llega este verano con vocación de otoño (con nuevos recortes y
subidas de impuestos); ahora, quizá podamos pararnos un momento, regatear a
trompicones toda esta miseria por unos días y arrancarle a la vida alguno de
esos momentos sencillos que de verdad merecen la pena. Los libros siempre son
una vía de escape y lucidez. Me gusta leer al aire libre en verano, sentado en
una terraza o en el banco de un parque, dejando que los sonidos y olores de la
ciudad, todo ese batiburrillo acuático y ocioso, se enreden y confundan con los
de ese otro mundo que la lectura construye en mi imaginación, ese lugar donde
todo es posible todavía, donde nadie podrá nunca robarnos el mes de abril, ni
siquiera en pleno julio. Feliz verano.
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