PALABRA POR PALABRA. La desmesura norteamericana
Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" el día 28-4-2012
Jonathan Franzen |
La editorial Salamandra acaba de reeditar Las correcciones, de Jonathan Franzen,
un magistral retrato de la sociedad estadounidense de finales del siglo XX.
Franzen practica la escritura total, desmesurada, quizá la única forma de
abarcar la esencia de un país siempre excesivo, para lo bueno y para lo malo.
Con un dominio narrativo fuera de lo común (creo que estamos ante un escritor
único, una suerte de Don DeLillo desatado, eufórico) deja al desnudo, con
crudeza e ironía, la conciencia de una sociedad obsesionada con el consumo y
los mercados financieros, lastrada por una fuerte inestabilidad emocional que
acaba aislando al individuo en el centro
mismo del enjambre comunitario.
En esta Europa tan proclive al acervo nacionalista, a la identidad patria, al pintoresquismo y al folclore de lo autóctono, no deja de resultar curiosa nuestra ya lejana y confusa adoración, traducida en cierto patetismo imitativo, en un amor-odio que proviene de algún turbio rincón de nuestra conciencia social, de ese “estilo de vida americano”. Esa forma de estar en el mundo que muchos políticos han transformado, con su habitual falta de imaginación, en una expresión más genérica y que en los últimos tiempos nos repiten con ese empeño de preservación frente el enemigo (es decir, el pensamiento diferente al suyo, el “otro mundo es posible”… etc.): “nuestro modo de vida”.
Y así, en nuestro descafeinado y muy kitsch nuevo way of life globalizado al más puro estilo del capitalismo salvaje,
porque resulta que, al final, todo ese afán por emular las virtudes ajenas
acaba siempre reducido a una avidez económica, nos hemos embarcado en el
lucrativo juego de la especulación sin reglas, y hemos practicado la
privatización galopante y, en aras de ésta, la progresiva reducción de
impuestos y el consiguiente debilitamiento del Estado. Ahora, en España, lo
último que queremos importar es el modelo de negocio de Las Vegas… algunos
políticos estarían dispuestos a transgredir más leyes de las habituales para
conseguirlo. Y en el horizonte próximo se atisban ya las líneas maestras del
desmantelamiento de la Educación y la Sanidad públicas, o lo que es lo mismo,
nuestra definitiva e irrevocable conversión en clientes (peones) del mundo de
las apuestas financieras. Por este motivo, leer Las correcciones puede resultar tan apasionante como desconsolador.
Imprescindible.En esta Europa tan proclive al acervo nacionalista, a la identidad patria, al pintoresquismo y al folclore de lo autóctono, no deja de resultar curiosa nuestra ya lejana y confusa adoración, traducida en cierto patetismo imitativo, en un amor-odio que proviene de algún turbio rincón de nuestra conciencia social, de ese “estilo de vida americano”. Esa forma de estar en el mundo que muchos políticos han transformado, con su habitual falta de imaginación, en una expresión más genérica y que en los últimos tiempos nos repiten con ese empeño de preservación frente el enemigo (es decir, el pensamiento diferente al suyo, el “otro mundo es posible”… etc.): “nuestro modo de vida”.
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