PALABRA POR PALABRA. Pensamientos lesbianos
Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" el día 3-12-2011 (Suplemento Saberes)
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José Luis Sampedro |
El Premio Nacional de Las Letras 2011 ha recaído en
la juventud, en los indignados, en el espíritu crítico, en la lucidez, en el
pensamiento humanista, en la experiencia, la sabiduría y la buena prosa de un
hombre nacido en Barcelona allá por 1917: José Luis Sampedro, “Soy un
inmigrante que no puede volver a su país (la España de su adolescencia, los
años treinta) porque ha desaparecido”.
Me gusta este premio por lo que tiene de
reconocimiento, no sólo a su buen hacer literario, pedagógico o académico (sillón
F de la RAE), también a esa voz moral, alerta y a contracorriente que lleva
tanto tiempo clamando en este desierto de mercados, especuladores y demás
correligionarios del culto al enriquecimiento como fin supremo. En una extensa
entrevista concedida al diario El País en junio de este año, a propósito de la
publicación de su nuevo libro, Cuarteto
para un solista, Sampedro condensa la esencia de su pensamiento acerca de
estos tiempos de crisis con una claridad y un inconformismo admirables, “No
tengo la obsesión de ser propietario… Quien posee una cosa quiere otra. Hace
falta menos para vivir bien”. Uno siente el impulso de entrecomillar y citar
inmediatamente cada una de sus frases, limpios retazos de una inteligencia
moral que ya habíamos descubierto en novelas como La sonrisa Etrusca o El
amante Lesbiano, y que también supo reflejar en su visión económica del
mundo: Conciencia del subdesarrollo o
Economía humanista, algo más que cifras,
entre otros.
Para Sampedro, hoy en día “el desarrollo está
pensado en la rentabilidad”. Y nos propone un cambio terminológico para
conseguir un verdadero desarrollo “humano”: en vez de las consabidas
“productividad, competitividad e innovación (que consiste en inventar cosas
para venderlas)”, ¿por qué no: “vitalidad, cooperación y creación”? Y es que,
este escritor, pensador y economista, lleva tiempo advirtiéndonos de que el
capitalismo, tal y como lo conocemos, se acaba, “por degradación ética y moral,
porque se han olvidado de la solidaridad, de la justicia y de la dignidad”.
Lo cierto es que leer a José Luis Sampedro deja
siempre un poso revolucionario en nuestras sedadas conciencias, esa búsqueda de
lo auténtico, del pensamiento crítico y de la libertad (la de todos, “porque la
libertad es de todos o no es”). La lucha constante por ser uno mismo, como la
de aquel amante lesbiano.
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