PALABRA POR PALABRA. La maravillosa "Fiesta del oso"



Jordi Soler
Le debía una columna a este libro que, como escribí aquí mismo hace unas semanas, llevaba demasiado tiempo pendiente. Son cosas que pasan, lo sé; no se puede leer todo lo que uno quisiera, en realidad, podemos leer bien poco. Son demasiados los libros que se publican y los que se van acumulando año tras año; nacemos ya con una larga lista de lecturas pendientes que es forzoso ir recuperando y compaginando con las novedades de nuestro presente. Se trata de un arduo y muy personal proceso de selección que dejará indefectiblemente en el camino una miríada de autores y títulos, de obras mayores y menores, de historias que quizá nos hubiesen entretenido o exasperado, que quizá nos hubiesen marcado de alguna manera, guiándonos por diferentes derroteros literarios y vitales… Por suerte, como suele decirse y también aquí se ha dicho, hay libros que nunca llegan tarde y, al fin y al cabo, una novela es siempre una novedad para quien la lee por primera vez.
La fiesta del oso, de Jordi Soler, es una auténtica fiesta literaria que, de alguna forma, cierra el círculo de sus dos novelas anteriores: Los rojos de ultramar y La última hora del último día. Su lectura me tuvo en vilo durante dos días, enganchado no sólo a la historia de ese soldado republicano perdido en el Pirineo durante su desesperada huida a Francia en el invierno de 1939, sino a la poderosa voz narrativa de Soler; una voz que, pese a su indudable personalidad, ya había escuchado antes. Sí, es la voz de los grandes escritores, esos que no precisan de imbricadas tramas ni de ardides prestidigitadoras para atraparte con su prosa, para crear una realidad literaria que toma vida en cada palabra, en cada frase, en esa cadencia narrativa que las hilvana. No obstante, aquí hay una historia fabulosa: la autoficción de su propia familia, del propio Soler convertido en un narrador que siente el impulso de escribir lo que ha ido descubriendo, casi por azar, acerca de un tío abuelo suyo del que nada se supo tras la guerra. Realidad y ficción conforman un nuevo territorio en el que ahondar en la memoria familiar del escritor y, por extensión, en la de todo un país que carga con tanto olvido a sus espaldas.
Jordi Soler acaba de publicar dos nuevos libros, Diles que son cadáveres y Salvador Dalí y la más inquietante de las chicas yeyé, que estoy deseando leer, sin más esperas. 

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