PALABRA POR PALABRA. Palabras de cine

Publicado en el diario "La Opinion A Coruña" el día 2-4-2011. Enlace suplemento Saberes


Si yo fuese dios y tuviese el secreto, haría un ser exacto a ti...
Siempre he sentido especial debilidad por una película de Pilar Miró en la que una sensacional Mercedes Sampietro interpreta a una mujer decidida a romper con su vida para tratar de alcanzar eso tan resbaladizo y a menudo indefinible: la felicidad. En su empeño, la protagonista, restauradora de obras de arte, decide aislarse del mundo en una apacible casa de algún lugar del sur de España y dedicarse a su solitario trabajo. Sin embargo, pronto descubrirá que la felicidad es esquiva, porque lo que buscamos en ella varía en la misma medida en que la vida nos cambia y nos modela con cada nueva experiencia, con la suma de cada nuevo día. Se trata de El pájaro de la felicidad (1993). Tenía veinte años cuando la vi por primera vez, y la película me dejó una impresión honda y, en buena medida, inefable. Sin duda, el conjunto transmitía mucho más de lo que, conscientemente, yo estaba en condiciones de asimilar entonces. La belleza de las imágenes, los silencios y las palabras me conmovían y despertaban emociones difíciles de concretar, pero no por ello menos valiosas. A lo largo de los años, he vuelto a verla varias veces, y poco a poco he ido descubriendo elementos nuevos, claves que antes se me escapaban y que ahora han pasado a formar parte de mi propia banda sonora, del guión narrativo de mi propia vida. En la película de Pilar Miró, la música de Jordi Savall hilvana silencios y soledades, instantes detenidos de plenitud en la labor concentrada del trabajo, en una tarde calma de lectura. Y el libro que acompaña a Sampietro en su viaje introspectivo, y del que nos va recitando poemas aquí y allá, es Palabra sobre palabra (1968), del poeta ovetense Ángel González.
Jordi Savall
Ángel González
La música de Savall... que suena ahora, mientras escribo. Los poemas de Ángel González... de los que suelo picar entre horas, cuando no almorzarlos, o escucharlos en forma de bellas canciones, las que para sus palabras compuso Pedro Guerra en La palabra en el aire (2003). Cine, música y literatura... todo en el aire, como la vida.    
...si yo fuese dios, podría repetirte y repetirte, siempre la misma y siempre diferente, sin cansarme jamás del juego idéntico, sin desdeñar tampoco la que fuiste, por la que ibas a ser dentro de nada... (Me basta así. Ángel González)

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