FICCIONES. Libros e hipermercados

Publicado en el diario "Galicia Hoxe" (enlace texto en gallego) el 24-4-2011

Hay libros que no te puedes quitar de encima. Libros de los que habla todo el mundo. Libros con película y secuela. Hay libros que están en todos los escaparates, que se venden incluso en los hipermercados, entre la secciones de Refrigerados y Pescadería. Hay libros traducidos a nuestro idioma por un ordenador o por un ser cavernario, libros que parecen fotocopias de libros y que, sin embargo, se venden al ritmo de las cañas en verano. Libros inagotables, reeditados hasta uno de esos ordinales difíciles de pronunciar (“cuadringentésima edición”) y que acaban compartiendo estantería con fotografías, piezas de cerámica y mucho vacío.
Valoro el esfuerzo que realizan ciertas editoriales para mantener vigentes libros maravillosos de autores largo tiempo desaparecidos, la magnífica labor de recuperación de obras de escritores que, en su momento, pasaron desapercibidos, fueron censurados, o ni siquiera llegaron a ver publicados sus trabajos. Libros de Sándor Márai, Irène Némirovsky, Vasili Gossman… de los que últimamente hemos disfrutado como auténticas novedades y cuyo éxito de ventas ha supuesto un aire renovado de calidad literaria en el sector. Porque, a pesar de lo que se pueda pensar, la buena literatura no tiene por qué estar reñida con las ventas.
No obstante, hay libros de autores excepcionales que han tenido una vida corta y alejada de las reediciones. Seguramente, todos tengamos en la cabeza algún título que, inexplicablemente, lleva años descatalogado, que se nos escapó de las manos por no haber estado prestos a su efímero lanzamiento, quizá, por motivo del ordinal correspondiente al aniversario del nacimiento o la muerte de su autor, y que, pasada esa fecha, sólo a nosotros parece preocuparnos su ausencia. Si hablamos de escritores menos mediáticos, la lista sería interminable. 
Yo tengo algunas espinas clavadas desde hace años. Dos de ellas resultan especialmente dolorosas al tratarse de libros de escritores que admiro profundamente: Al otro lado del río y entre los árboles, de Ernest Hemingway, y La familia Wapshot de John Cheever. Parece mentira que hoy en día, obras tan importantes de la literatura universal desaparezcan de los catálogos de las editoriales como si fueran productos perecederos, esos que nos venden en los hipermercados.

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