FICCIONES. La voz de Chirbes

Publicado en el diario "Galicia Hoxe" (enlace texto en gallego) el 20-2-2011

Rafael Chirbes

Como lector, uno tiene a veces la sensación de que determinados escritores a los que admira no han alcanzado la consideración que se merecen. Por supuesto, se trata de una percepción subjetiva, una especie de idea resbaladiza e infundada, ajena al mercantil objetivismo de las ventas o a las valoraciones expertas de críticos, profesores y demás profesionales del mundo de la literatura. Es lo que uno cree advertir al repasar distraídamente los estantes de las librerías, al echar un somero vistazo a la prensa diaria o al conversar con esos amigos y conocidos que todavía practican con cierta asiduidad ese otro hábito también placentero y solitario: la lectura. Hace algunos años, en esa época de la vida en que se buscan modelos con un ímpetu irrepetible, solía tomarme estos desaires hacia mis escritores favoritos como algo personal. Sé que el tiempo, además de aplacar mis afectadas pataletas, ha acabado quitándome la razón, y aquellos escritores que tanto me gustaban, no sólo gozan hoy de un nombre en el panorama literario, sino que ya entonces disfrutaban de un prestigio que yo ignoraba.

Rafael Chirbes es uno de esos grandes narradores con los que sigo teniendo esta sensación. Sus novelas retratan como pocas a esa generación nacida en lo más cerril de la dictadura. Una generación que tuvo que compaginar el peso tan cercano de auténticos cataclismos familiares (los vividos por sus padres y abuelos durante la guerra civil) con sus anhelos juveniles por alcanzar la democracia. También el desencanto posterior, esa pérdida de ideales, y de memoria... Novelas como La larga marcha, La caída de Madrid, La buena letra... me parecen lecturas imprescindibles no sólo para asomarnos al fluir de toda una época, sino también para entender la evolución de nuestra literatura. Chirbes posee eso tan difícil de conseguir: una voz narrativa original, cercana; ese susurro interior que es a la vez tu pensamiento y el suyo en el acto íntimo de leer.

Y todo esto, a propósito de un libro que aspira a recoger los “Cien escritores fundamentales de la literatura hispánica del siglo XX” (Ariel, 2008), donde, además, se cita a otros muchos autores que la limitación del título ha forzado a excluir, y en el que el nombre y la obra de Rafael Chirbes pasan completamente desapercibidos.