Alteraciones españolas
Quizá se deba al impacto que ha tenido en mi
imaginación el reciente descubrimiento de las ondas gravitacionales, pero en
las últimas semanas percibo a mi alrededor perturbadoras señales de alteraciones
del espacio-tiempo que empiezan a preocuparme. Y no vayan a pensar que soy una
persona demasiado sensible, impresionable, digamos, ante las idiosincrasias
españolas. Llevo años cruzando a diario por la Avenida del General Sanjurjo y
estoy, como suele decirse, curado de espanto. Eso sí, la Avenida de los Caídos
o el viaducto del Generalísimo trato de rodearlos para evitar exponerme en una
misma mañana a un exceso de malas vibraciones. Por suerte, la nueva marea que
gobierna la ciudad está decidida a corregir estas incongruencias democráticas
(en los últimos meses ya se han renombrado importantes calles y plazas del
viejo callejero franquista) y pasear por A Coruña en un futuro próximo será sin
duda una experiencia mucho más agradable (¡si no te olvidas el paraguas!).
El caso es que la Fundación Nacional Francisco
Franco (esa paradoja española del siglo XXI, que tiene entre sus objetivos “defender
y honrar la memoria de unos antepasados que salvaron la civilización occidental
y cristiana de la tiranía comunista”) ha cobrado protagonismo estos días por
haber conseguido que el ayuntamiento de Madrid reponga un monumento al Alférez
Provisional, que había sido retirado en virtud de la aplicación de la Ley de
Memoria Histórica, ley que estos admiradores del dictador tachan de “falsaria,
discriminatoria y sectaria”. Sí, a mí esto también me produjo un escalofrío
espacio-temporal significativo. Imagínense una Fundación Nacional Adolf Hitler
clamando en Alemania contra la deriva democrática del país y defendiendo sus
“hazañas” exterminadoras… No, supongo que esa onda gravitacional en particular
solo afectó a esta España alterada e inquietante.
Pero la cosa no acaba aquí. Entretanto, una mujer
de este país y de este tiempo (Rita Maestre, portavoz del ayuntamiento de Madrid)
está siendo juzgada por “profanar” una capilla habilitada en una universidad
pública. El fiscal pide un año de prisión para Maestre por haber participado,
en 2011, en una protesta estudiantil pacífica contra “la discriminación sexual
de la Iglesia y la utilización de espacios públicos para atender creencias
religiosas”. Protesta a la que, desde aquí, me adhiero moral y
espacio-temporalmente hablando.
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