PALABRA POR PALABRA. Escritores de escritores

Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" (Suplemento Saberes) el día 24-11-21012

Antonio Muñoz Molina
Reconozco que una de las cosas que más me gusta de los periódicos, por lo que muchas veces los compro o elijo uno y no otro, son los artículos que escriben en ellos ciertos escritores que me gustan mucho. Todavía guardo recortes ya amarillentos de mi época de estudiante con columnas de Millás o Benedetti, artículos de Llamazares, Marías o Martín Gaite… Recuerdo con especial cariño la sección fija que en aquella época (mediados los años noventa) tenía Antonio Muñoz Molina los miércoles en las páginas de Cultura de El País. Volvía de clase con el periódico bajo el brazo sintiéndome un poco especial, disfrutando por anticipado del sabor literario que adquiriría aquella tarde de entre semana cuando, después de comer, me recostase en la cama de mi habitación a leer directamente su artículo y, después, infundido de su espíritu narrativo, me sentase frente a mi máquina de escribir a teclear esforzadas frases envuelto en el humo denso de mis Ducados. Pero estos artículos de mis escritores favoritos no solo avivaban mis afanes literarios, el gusto de escribir, sino que también, muy a menudo, me enseñaban otros libros, nuevos escritores que ellos admiraban y de los que yo tomaba buena nota y luego buscaba o preguntaba por ellos en la librería. Con el tiempo, muchos de estos escritores recién descubiertos acabaron convirtiéndose en importantes referencias literarias también para mí, y gracias a sus libros y artículos, a esa tendencia del novelista a hablar de su propia experiencia, pude acercarme a más autores y a otros libros maravillosos.

Hoy en día, en este presente de información infinita e instantánea, podría resultar algo ingenuo este sencillo sistema de aprendizaje. No obstante, la propia desmesura de Internet exige, quizá más que antes, faros que arrojen alguna luz. Hace algo más de un mes, Antonio Muñoz Molina escribió un artículo en el que mencionaba un libro de Harry Mulisch que le había impresionado, El atentado. Él mismo reconocía no haber tenido noticias de Mulisch, ya fallecido, hasta ahora, pero hablaba con tanta pasión de la novela que tomé nota y salí a comprarme un ejemplar. Lo he leído y he vuelto a sentir ese placer que produce el descubrimiento de un autor fantástico. Y el mismo agradecimiento de antaño hacia todos esos escritores que tanto me han hecho disfrutar con sus novelas, con los que sigo aprendiendo.

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