PALABRA POR PALABRA. Crisis, paradojas y Umberto Eco
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Umberto Eco |
Y arrancó el otoño trayendo el verano a estas
orillas del Atlántico. El refresco de los amaneceres brumosos, ese azul
incontestable del cielo a mediodía, tan impropio de nuestra inestabilidad
(atmosférica). Octubre avanza sobre sus treinta grados centígrados y mientras
paseamos por la playa calzando nuestras botas de lluvia o pisamos las hojas
doradas y muertas que cubren los parques con ese conjunto de sandalias y
bermudas que no habíamos tenido aún la oportunidad de estrenar; mientras los
embalses apuran la generosa pluviosidad registrada en julio y agosto y el paro
alarga las forzosas vacaciones de 4.226.744 personas en nuestro país… Mientras
tanto, digo, ese fraude financiero que ahora llamamos “crisis económica”, esa
ambición ilimitada que antes llamábamos “grandes negocios” o “tonto el último”,
parecen prolongar la resaca de aquella gran juerga económica hasta el límite de
nuestro sector público. Y es que, quizá
confundidos por tanto cambio climático, algunos no alcanzamos a entender que,
al mismo tiempo que se congela la financiación de los servicios sociales en
muchos ayuntamientos (véase Asturias, por ejemplo), los exdirectivos de Novacaixagalicia cobren
indemnizaciones millonarias, seguramente por lo bien que han sabido gestionar
este derrumbamiento del sector financiero; o que, mientras los profesores se
echan a la calle en Madrid para llamar nuestra atención sobre los recortes
sistemáticos en Educación y sus repercusiones en el deterioro de la calidad de
la enseñanza, como nos advierten desde CC OO, la presidenta de dicha comunidad
autónoma califique tales protestas de “ataque enorme a la escuela pública”.
Y mientras la realidad se vuelve cada día más
paradójica, cada vez más ajena al sentir de las personas reales que la habitan,
la ficción, por el contrario, parece haber encontrado una vía de acercamiento
con ese público tan real y, por desgracia, tan ajeno al mundo de la literatura.
El escritor pionero en esta técnica paradójica, que es pretender que la ficción
ponga los pies en el suelo de la realidad, es Umberto Eco. Al parecer, el
escritor ha realizado una versión de El
nombre de la rosa adaptada al lector de hoy. Es decir, la ha hecho más
portátil, menos farragosa. En definitiva, ha aligerado su contenido para adecuarla
a los veleidosos tiempos que corren… Los recortes llegan a la literatura.
¡Qué importante la educación! En vez de tratar que cada vez haya más gente capacitada para leer libros que exijan de cierto esfuerzo y capacidad intelectual, preferimos rebajar el nivel de los libros. Mantener a cuanta más gente mejor en las tinieblas de la ignorancia, seguramente, resulte de lo más beneficioso para algunos. no creo que este sea el camino correcto. Enhorabuena por el artículo
ResponderEliminarLo de la Presidenta de Madrid es todo un ejemplo de cómo hacer política en la España del Siglo XXI....mientras con las dos manos recorto todo lo que considero conveniente en el gasto en educación, con la boca acuso a los que protestan de ser los verdaderos enemigos de la educación pública.
ResponderEliminarCon un electorado que se traga semejantes ruedas de molino, y aún jalea a sus líderes, adoptando el mismo comportamiento de los fanáticos ultras de un club de fútbol para con sus ídolos deportivos, no me extraña que se deban hacer recortes en los libros....