El poder de la censura
Leer en La Opinión A Coruña La literatura en el siglo XX era una cosa importante. Adiestrados censores en el ámbito de las letras rastreaban las páginas de las novelas en busca de fisuras o desviaciones del pensamiento único. Los escritores solían estar en el punto de mira, eran personas sospechosas. Lo que escribían podía llegar a tener efectos devastadores para el orden social, al menos eso pensaban ciertos aparatos estatales cuyo grado de neurosis describió, con tanto acierto e hilaridad, Italo Calvino en los vericuetos de su maravillosa Si una noche de invierno un viajero. Se les perseguía, amputaban sus obras, deslucían sus metáforas... Lo mejor de todo eran los libros prohibidos. Textos que iban de mano en mano, siempre a la sombra de la clandestinidad. Volúmenes que eran pura adrenalina para quien los llevase encima. Había todo un ejército de lectores solitarios, ocultos en azoteas, en cuartuchos de pensiones baratas, en pisos de estudiantes, en cines y viejos cafés. Leer era un…