Mientras espero


Me tomo mi tiempo para elegir la música que mejor podría acompañar la lectura de la nueva novela de Antonio Muñoz Molina, Tus pasos en la escalera (Seix Barral, 2019). Llevo varios días con el libro en mi poder. En realidad, fui a por él a la librería el mismo día en que lo ponían a la venta. Es una vieja costumbre, una especie de ritual que me gusta celebrar con las obras de unos pocos escritores a los que admiro y llevo leyendo desde los ingrávidos y muy sutiles tiempos de la universidad; desde siempre, desde que hallé en la literatura mi manera de empatizar con la vida. La lista es reducida y el tiempo la ha ido estrechando aún más con su fría naturaleza (Carmen Martín Gaite, Antonio Tabucchi, Rafael Chirbes?). Los libros de Muñoz Molina forman parte de mi historia personal, de mis recuerdos y mi aprendizaje, de mi gusto por la lectura y mi forma de entender la literatura y el oficio de la escritura. Me produce hoy la misma emoción de entonces conocer la noticia de la próxima publicación de una obra suya, y la espera y la anticipación resultan casi tan trascendentes como la propia lectura de la novela una vez en mis manos. 
No hay otra cosa que me guste más que salir de una librería con un libro por el que he estado esperando algún tiempo, uno de esos libros que sé que me deparará varias tardes o noches de felicidad en el sillón donde me gusta sentarme a leer, con la presencia confortadora de M., muy próxima, quizá leyendo también, o trabajando con su inseparable portátil. Elijo la música en función tanto de mi estado de ánimo como del estilo o del ritmo de la prosa del autor, esa voz que fluye por mi cabeza mezclándose con mi propia voz, con los pensamientos que evocan las palabras que discurren ante mis ojos como las notas de una partitura que debo interpretar. "Leer es una vagancia sin monotonía", escribe Antonio Muñoz Molina, y enseguida esa frase se convierte en una idea que parece haber estado siempre ahí, a la espera de que alguien me la señalase. Leer es ver el mundo a través de la mirada y la inteligencia de otros, y hacerlas tuyas. 

He tardado unos días en sentarme a leer Tus pasos en la escalera porque necesitaba encontrar el momento adecuado, horas por delante para poder disfrutarla en serio. Hay placeres que uno debe cultivar con sumo cuidado. Los detalles cuentan, a veces son lo más importante. En la literatura y en la vida. Y la escritura de Antonio Muñoz Molina está llena de ellos. Detalles de quien concibe la escritura como un oficio artesano y se enfrenta a él con el respeto que se merece. Algo no tan habitual últimamente. Les aseguro que la espera ha merecido la pena. Suena Bill Evans.

Comentarios

Entradas populares