Cosas de la vida


Cosas que pasan. Inmerso en uno de esos momentos infaustos que tiene a veces la vida, conoces a un tipo en una librería y resulta que ha escrito un libro titulado Todo es mentira. Uno, desde luego, ya tenía la sospecha, pero siempre ayuda verlo por escrito. Claro que esto no hace que esa mala jugada de la vida, que diría Manuel Vilas, mejore en absoluto, al contrario, las cosas iban a empeorar, aunque debo de reconocer que yo nunca achaqué tal circunstancia a la novela de Pedro Ramos, ni mucho menos a él… Qué quieren que les diga, yo soy así, todavía confío en la gente.
Algún tiempo después, yo buscaba piso y Ramos dejaba el suyo, y podría ser todo mentira, pero su piso era de verdad y estaba muy bien. Digamos que Ramos tiene muy buen gusto, al menos con los pisos.
Él se iba para empezar una nueva vida y yo llegaba exactamente con el mismo objetivo, aunque por motivos bien distintos.
Se trata de un hermoso y antiguo piso de techos altos y suelos de madera. No tiene fantasma, pero resulta igualmente inspirador. Y sí, le estoy muy agradecido a Pedro Ramos por habérmelo enseñado. Desde que vivo aquí muchas cosas han empezado a cambiar en mi vida. La experiencia estética de mi nuevo piso y la lectura compulsiva de El hundimiento (Visor, 2015) de Manuel Vilas, han sido mi medicina. Luego ha ido llegando más luz, algunos viejos amigos, la loca energía de otro libro de Vilas, Lou Reed era español (Malpaso, 2015) y Los diarios de Adán y Eva (Impedimenta, 2015) de Mark Twain, con ilustraciones de Sara Morante, que alguien me regaló sabiendo lo que se hacía… y a pesar de no tener fantasma, sí que he tenido alguna aparición extraordinaria.
Y sí, también me ha dado por correr...
Además, al llevarse Pedro Ramos ese libro,
parece que tenga más espacio en casa...
Así que, hace un par de semanas, cuando Pedro Ramos se pasó por aquí y, además del correo que todavía llega a su nombre y yo le guardo diligentemente, echó mano de uno de los libros de la estantería y, tras hojearlo (ahora me doy cuenta) con calculada curiosidad, me lo pidió prestado,  yo mismo le animé a “robármelo”, «Para ti», o «Todo tuyo», creo que le dije, porque uno hace este tipo de cosas cuando está de humor, cuando la vida no solo te da un respiro, sino que parece regalarte algo de aire.

Así que, solo quiero decirle a Pedro Ramos que me alegro de que le guste tanto Baricco, que el libro es suyo, y que ya me lo prestará algún día. 

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