PALABRA POR PALABRA. Auster en retrospectiva



Paul Auster
A finales de los años sesenta, en medio de aquella vorágine espacial que acabaría con Neil Armstrong dando su pequeño paso sobre la luna, un universitario de Nueva York, Marco Stanley Fogg, daba su gran salto personal en un alucinante viaje interior que lo llevaría a descubrir la rocambolesca sucesión de causas y azares que hicieron posible su existencia.
La muerte de un desconocido, al que le estalla una bomba en la cuneta de una carretera, empuja al escritor Peter Aaron a contar la vida de otro escritor y amigo llamado Benjamin Sachs. En la biografía de su amigo, Aaron va desgranando también las azarosas claves de su propia vida, marcada por la relación entre ambos y su concepción del mundo y la literatura, lo que acabaría abocándolos a ese destino explosivo e inmutable.
En los años veinte, un huérfano de nueve años decide aceptar la oferta del maestro Yehudi. Se irá con él a su granja de Kansas y aprenderá a levitar y a volar antes de cumplir los trece. El viejo Walt nos cuenta en primera persona la fabulosa historia de su vida y la de un país, tan vasto como contradictorio, que avanza entre luces y sombras desde la Gran Depresión hasta la Segunda Guerra Mundial.
Un escritor que ha sobrevivido a una grave enfermedad, vuelve a su trabajo gracias a un mágico cuaderno azul que consigue estimular de nuevo su imaginación. A partir de ahí, varias novelas se suceden dentro de la novela, avanzando juntas y enredándose en un juego literario de ficción y realidad, de vida y muerte.
Estas son, a grandes rasgos, las historias que cuentan cuatro de los libros que más me gustan de Paul Auster: El Palacio de la Luna, Leviatán, Mr. Vértigo y La noche del oráculo. Si bien es cierto que algunas de sus últimas novelas me han parecido quizá más flojas, Invisible o Sunset Park, por ejemplo, no lo es menos que el nivel literario y fabulador alcanzado por Auster en las anteriores pone el listón demasiado alto, incluso para sí mismo. Quizá por eso, me parece un acierto que ahora se aleje momentáneamente de la novela para publicar un libro de memorias, Diario de invierno (en febrero estará en las librerías), en el que Auster repasa alguno de los episodios más importantes de su vida. Conociendo su talento narrativo y su kafkiana concepción de la realidad, estoy seguro de que su lectura resultará tan sorprendente y edificante como sus mejores ficciones.

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