PALABRA POR PALABRA. "Fuerza mayor"

Publicado en el diario "La Opinión A Coruña" el día 11-6-2011 (enlace Suplemento Saberes)

Primo Levi (1919-1987)

El 11 de abril de 1987, fallecía Primo Levi en circunstancias nunca aclaradas. En opinión de la policía, el gran escritor italiano se habría suicidado arrojándose por las escaleras del edificio donde vivía en Turín. Narrador de excepción de la sinrazón apocalíptica que arrasó la conciencia ética de media Europa durante la II Guerra Mundial: el Holocausto, fue prisionero en Auschwitz durante el año interminable de 1944. De esta terrible experiencia, cuyas cicatrices lo acompañarían el resto de su vida, Levi extrajo el material de su obra más ambiciosa y necesaria, una trilogía sobre los campos de exterminio, compuesta por Si esto es un hombre, La tregua y Los hundidos y los salvados. Se trata del relato estremecedor de la lucha por la supervivencia en el Lager, del testimonio de la barbarie, del ensañamiento patológico, de la pérdida de humanidad y la criminalización de la conciencia, “la aversión contra quien es diferente de uno”, escribió. También de la odisea posterior, el retorno de los liberados, cuya repatriación resultó un caos de largas caminatas, de noches a la intemperie en campos de tránsito o acuartelamientos del Ejército Rojo hasta regresar a sus casas. Por último, nos propone una sincera reflexión moral sobre la naturaleza humana y la importancia de la memoria.
Además de la narración memorial Primo Levi cultivó otros géneros literarios. De todos los cuentos suyos que he leído, hay uno, muy breve, que, a mi modo de ver, resume magistralmente, desde la ficción, su experiencia vital. Se titula Fuerza mayor, y está recogido en Última Navidad de guerra. M. ha de cruzar un callejón largo y estrecho. A medio camino, un hombre corpulento y su perro vienen hacia él desde el otro extremo. Al encontrarse, ese hombre impide a M. seguir su camino. Sin previo aviso, le golpea mientras el perro ladra amenazador. Otra persona pasa ahora junto a ellos sin detenerse. El hombre vuelve a golpearle, agarra a M. por los hombros y le obliga a ponerse de rodillas, luego le agarra de los talones y lo tumba en el suelo. Pone un pie en su tobillo y cruza paso a paso sobre el cuerpo de M. hasta la frente. Después, sigue su camino.      
Mientras escribo esto, conozco la triste noticia de la muerte de Jorge Semprún, uno de los últimos testigos de los campos de exterminio, “¿Qué haces con el recuerdo del olor a carne quemada?” Se preguntaba el escritor.






Comentarios

Entradas populares